El sector inmobiliario español ha mostrado signos de enfriamiento en el primer semestre de 2023, debido a la desaceleración económica, la subida de los tipos de interés y la reducción del ahorro acumulado durante la pandemia. Según los datos de BBVA Research, las ventas de viviendas han caído un 13,1% interanual en febrero, el precio medio se ha estancado en 1.582 euros por metro cuadrado y los visados de obra nueva se han contraído hasta las 100.000 unidades.

La demanda residencial se ha visto afectada por el menor crecimiento del PIB, tanto nacional como extranjero, la menor confianza de los consumidores y la menor renta disponible de las familias. Además, el encarecimiento de las hipotecas, debido al aumento del euríbor y del diferencial aplicado por los bancos, ha reducido la capacidad de endeudamiento y la accesibilidad a la vivienda. El número y el importe de los créditos hipotecarios han disminuido un 8,9% y un 4,9% respectivamente en términos reales en 2022.

La oferta residencial también se ha visto afectada por la incertidumbre regulatoria, la escasez de suelo finalista, el aumento del coste de los materiales y la mano de obra y la menor rentabilidad esperada. La iniciación de viviendas se ha estancado en el primer semestre de 2023, tras haber crecido un 0,4% en 2022. El stock de viviendas sin vender se ha mantenido en niveles bajos, lo que ha evitado una caída más pronunciada del precio.

Las previsiones para el segundo semestre de 2023 apuntan a una moderada recuperación del sector inmobiliario, impulsada por la mejora de la situación sanitaria, la reactivación del turismo y el avance del plan de recuperación europeo. Se espera que las ventas de viviendas se sitúen en torno a las 500.000 unidades en el conjunto del año, un nivel similar al promedio anual entre 2015 y 2019. El precio nominal crecerá en torno al 2%, aunque en términos reales se reducirá un 3,9%. La iniciación de viviendas se mantendrá estable en torno a las 100.000 unidades.